Miguel Pacheco Delgado, el último hojalatero de Lopera

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

En el popular Barrio del Humo o de San Cristóbal se encuentra ubicado el último taller de hojalatería de Lopera. El mismo está regentado por Miguel Acisclo Pacheco Delgado, un loperano que pertenece a la tercera generación de hojalateros que han existido en la villa. Miguel pasó su niñez con sus abuelos en el Cortijo de la Sociedad o Monteviejo propiedad de Alfonso Sotomayor, del mismo conserva grandes recuerdos del paisaje de viñedo que su abuelo guardaba y del despacho de vino “Monteviejo” que tenía en la propia casería y que vendía a granel a los caseros de los alrededores. A la escuela sólo fue cuatro años, pues a la edad de 10 años comenzó a trabajar como ayudante de hojalatero con su padre, el celebre Diego Pacheco Manterola, en el taller que tenía la familia en la calle Francisco Corazón y posteriormente en los soportales de la plaza del ayuntamiento. Por aquel entonces el trabajo en el taller familiar se ceñía a realizar cantaras para el aceite y la leche, canoas, ruciadoras, jarras, embudos para el vino y las típicas “jarrillas&rdq

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Benito Herrero Sánchez, de barman a coleccionista de antigüedades.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Benito Herrero Sánchez forma parte de ese grupo de loperanos que por imperativos del destino tuvo que emigrar a tierras vascas en los años 60 en busca de un futuro mejor. Allí lo acogieron con las manos abiertas y regentó, en primera instancia, la barra de un restaurante-cafetería llamado “Oasis” en Erandio, posteriormente se estableció en el mismo Erandio y montó por su cuenta el bar llamado “La Isla” en la Ribera de Nervión, y de aquí pasó a Guecho, donde puso otro bar bajo el nombre de bar “Benito”, por el mismo han pasado muchos andaluces y extremeños y que hoy sigue manteniendo una de sus hijas, bajo el nombre de bar “Bikale”. Este célebre y entrañable loperano forma parte de la historia de nuestro pueblo pues durante varias décadas fue el barman de la popular tertulia del bar la jaula (que tomó este nombre en honor a sus contertulios pajarito, colorín, el cuco, el pipi, el loro, etc.) que había en el cine Cervantes que regentaba Manuel Ruiz Haro. Por su barra desfilaron numerosas personalidades como

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Félix Molins, un autodidacta con grandes dotes de sensibilidad.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

A veces se minusvalora la aportación de algunas personas que intentan asomarse al mundo del arte a través de una formación autodidacta. Nada más lejano ocurre con el loperano de adopción, Félix Molins Garrido (Úbeda, 1937). Un hombre forjado a partir de impulsos y con un espíritu de superación digno de todo encomio. En su jubilación ha encontrado en los pinceles y en el lienzo a sus grandes aliados y como los mejores revulsivos para seguir apegado a la vida. Vengo siguiendo la trayectoria Félix Molins desde hace algunos años y puedo decir que su evolución en poco tiempo ha sido a pasos agigantados en un mundo como el de la pintura que necesita de una formación académica y de mucho valor para ponerse delante de un lienzo, aunque hay que reconocer que hay personas, como es el caso de Félix Molins que nacen con esa inquietud y no tiene ningún problema para plasmarla en algún lienzo. Pasito a pasito, sin prisa pero sin pausa como dicen los argentinos, Molins, un hombre de gran calidad humana, ha ido creando un estilo muy personal en su pintura, la cual la podemos calificar de ingenua y a la vez con una ter

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Juan Manuel Bellido Bueno. La artesanía con las varetas de olivo.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

El arte de hacer manualidades con varetas de olivo tiene aún vigencia en la villa de Lopera de la mano del maestro Juan Manuel Bellido Bueno. Este loperano de 77 años tiene unas manos prodigiosas para trabajar la vareta de los olivos y logra conseguir verdaderas obras de arte representadas con jaulas, jarrones, canastas, botijos, guarines etc. Su obra la ha cedido al ayuntamiento para que se pueda contemplar en una de las salas del castillo de la Orden de Calatrava de Lopera. En estos días se le puede ver recogiendo y trabajando en su olivar del pago Camino de Jaén donde hay gran cantidad de varetas con motivo del desvareto. 

 

La tradición de la artesanía con esparto.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Hay tradiciones y oficios que se resisten a desaparecer, tal es el caso del viejo oficio del espartero, que en Lopera tiene a uno de los últimos exponentes en Antonio Torres Ramírez, un loperano de 73 años que sigue trabajando el esparto. Cualquier mañana se le puede ver haciendo pleita y entrelazando el esparto con suma destreza en la puerta de su casa sita en la calle Cristo Grande. El oficio de espartero lo aprendió con 13 años de la mano de Antonio Gómez “El Canelo” y hoy ya jubilado sigue trabajando el esparto de Almería con una manos prodigiosas y hace espuertas para la aceituna, quincanas, esterillas, posa paellas y figuritas para sus nietos. El trabajo del esparto le mantiene vivo y sus creaciones las regala a sus amigos e hijos.