Las zapatillas de loneta blanca y goma naranja del albañil

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Fueron todo un símbolo durante décadas para los albañiles de Lopera. Las zapatillas de albañil eran utilizadas por los peones de albañilería durante la primavera, verano y otoño, eran de loneta blanca y en el centro llevaban su inconfundible goma color naranja, que servía para sujetar bien el píe. Estas zapatillas se adquirían en Jaén capital en Casa Antón en los años 60 y valían de 6 a 10 pesetas. Su duración con el sudor estaba limitada a los 15 o 20 días. Aquí publicamos foto del loperano Juan Galán Platero que guarda celoso el último par que compró de la marca Campos y que no llegó a utilizar. Tanto el oficial, como el maestro de albañilería al tener más poder adquisitivo compraba zapatilla o alpargatas de cáñamo que eran mejores y duraban más.

Una Quiniela con dos columnas que hizo un loperano el 13 de Septiembre de 1964.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficila de la Villa de Lopera

Ahora que ya ha finalizado la presente temporada de fútbol en Primera División. Quisiera hacer un recorrido por las quinielas de fútbol. La Quiniela nace el 22 de septiembre de 1946, con unos boletos que contenían  7 partidos y su precio era de 2 pesetas. Sin pleno al 15, sin bote ni premios millonarios: 9.603 pesetas ganaron aquel domingo los dos acertantes de los siete resultados de aquella jornada y la recaudación se fue hasta las 77.060 pesetas. 38.530 españoles habían jugado aquel día, pagando dos pesetas por columna. Arriba publicamos una quiniela de la primera jornada celebrada el 13 de septiembre de 1964, o sea hace 48 años que un loperano ha conservado y que nos la ha facilitado. En este caso hizo una apuesta con dos columnas a 4 pesetas cada una y lo que más nos llama la atención son los equipos que jugaban en aquel año en Primera y Segunda División. Y de la publicidad lateral que me dicen ¡como han cambiado las apuestas!

El viejo oficio de Trapero y sus visitas a la Villa de Lopera

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Fue este un oficio de gente bastante pobre y no muy bien considerado, sin embargo tuvo aceptación en tiempos dificiles entre los vecinos y sobre todo entre la chiquillería de Lopera, ya que a cambio de trapos viejos, zapatillas y alpargatas de cáñamo, pellejos de conejo o trenzas de pelo te daban golosinas, globos, barquillos de canela, arrezú, tazas, platos del gallo y lo más deseado por los niños que eran las trompetas de madera (arriba publicamos una foto de un plato y una trompeta de madera que guarda el loperano Juan Galán). Los más viejos de Lopera aún recuerdan reclamos con los que recorrían las calles como:

!Niños, tiraos al suelo

rompeos la camisa con el tío trapero!

 Y las típicas canciones que anunciaban la visita del trapero.

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Bosquejo literario del loperano Manuel Merino Valenzuela (R.I.P.) a sus queridos Pozos de Talero

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera

A continuación reproducimos una parte del texto “Pozos de Talero. Un hito en el desarrollo de Lopera” que mi buen admirado, compañero y amigo Manuel Merino Valenzuela (R.I.P.) ofreció en las Jornadas de Historia de Lopera y que con una pluma envidiable nos encandiló a todos los presentes. Con la publicación del mismo quiera rendirle un pequeño homenaje a una gran persona que amaba porfundamente a su pueblo, a sus gentes, a sus raices y con el que tuve el privilegio de compartir momentos inolvidables. ¡Querido D. Manuel siempre te tendremos presente en nuestros corazones!

 “Fue una soleada mañana de aquel verano del 56 cuando montados en una vieja camioneta que era propiedad de Luis “El de las sardinas” y que este dejó a mi padre para la ocasión, llegamos por primera vez a Los Pozos de Talero. Mi padre conducía el vehículo y junto a él viajaba mi madre con mi hermana Beni en su regazo. Atrás, en la caja de la camioneta y junto a un

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“El Confesionario” de Lopera, un mini bar con mucha historia.

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Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficila de la Villa de Lopera

Hoy recordamos en cronistadelopera una pequeña estampa del mini bar “El Confesionario”. Corría el año 1959 cuando a instancias de los loperanos Francisco Santiago Gutiérrez “Paquillo el del banco” y José De la Torre Barbosa “El Cura” decidieron montar en pleno Paseo de Colón un pequeño kiosco que hizo de madera de tablex el carpintero en aquel entonces y más tarde trabajador de Banesto, Francisco Santiago Gutiérrez. El mismo tenía de 2 metros de alto, uno de ancho y 1,50 de largo y se ubicó junto a la antigua tómbola (hoy kiosco de Carrasquilla). En el mismo se servía la cerveza Damm (toda una novedad para Lopera donde sólo se bebía El Alcázar que representaba Paco Medina) de la que Francisco Santiago era el representante en Lopera. También ayudaba a servir en el bar el joven Márquez (hijo de Gregoria Hurtado). El kiosco pronto fue bautizado por el célebre Francisco Medina Bellido (Paco Medina) como “El Confesionario”, tanto po

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