Por José Luis Pantoja Vallejo – Cronista Oficial de la Villa de Lopera
Hace unos meses se jubilaba Alberto Muñoz Hidalgo, un loperano, formado y curtido en el campo, el cual pertenecía a la última generación de podadores de viñas. A este buen hombre le enseñó a podar las parras su padre Manuel Muñoz Torres, cuando apenas contaba con 13 años y fue en la viña de “los Cerezos”, que como otras muchas en la actualidad se encuentran plantadas de olivos. También quedó impreso en su memoria como le pagaron 35 pesetas por estar podando de sol a sol. Según nos comentó Alberto Muñoz, el oficio de podador tiene un misterio hasta que se aprende y requiere un par de años de aprendizaje para no dañar la cepa. Alberto quiso recordar en este recorrido por su dilatada vida en la viña como en cierta ocasión un aprendiz, quiso hacerle a la cepa un realce y le cortó todas las yemas que tenía el tallo en la parte de arriba y le dejó sólo las yemas de la parte de abajo, entonces se le acercó el capataz y le preguntó ¿Qué es lo que pretendes hacer? A lo que contestó el ap